HACIA EL DESARROLLO DE ESCUELAS INCLUSIVAS

06.02.2016 22:27


1. MARCO CONCEPTUAL


  •    Los  Derechos  humanos  de  los  niños,  niñas  y  adolescentes   


  • Los principios básicos que deben orientar la política educativa para los niños, las niñas y los adolescentes con discapacidad son los mismos que orientan la política para cualquier niño. Estos principios están consagrados en los instrumentos internacionales de Derechos Humanos y más particularmente en la Convención sobre los Derechos del Niño. Esta Convención tiene gran relevancia dado que ha sido ratificada casi universalmente. El eje central de la Convención es que consigna a los niños, todos los niños, como sujetos de derecho lo que implica un cambio sustantivo en la relación entre los niños, el mundo adulto y el Estado. El hecho que los niños, las niñas y los adolescentes sean titulares de derecho hace necesario implementar cambios legales, institucionales y culturales para que estos derechos sean efectivamente respetados y puedan ser exigidos.

    Derecho a la Educación

    La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño tiene una propuesta muy clara en torno a la educación, en ella se establece que:

    - La educación es un derecho de todos los niños.

    - El acceso a este derecho debe estar eximido de discriminación e inspirado en la igualdad de oportunidades.

    - Se debe garantizar en el sistema escolar un trato compatible con la

    dignidad humana.

    - La educación se orientará por objetivos de calidad, que desarrollen al máximo las capacidades del niño, preparándole para la vida adulta.

    - La educación debe realizarse en medio de una convivencia respetuosa de los

    derechos humanos, la libertad, justicia, respeto y la promoción de la participación

    de niños y adolescentes en los asuntos de su interés.

    En síntesis, la escuela debe ser un instrumento para la igualdad de oportunidades para

    todos, además de un espacio de integración social, donde se conoce, comparte y convive

    con personas provenientes de otros grupos sociales, y se aprende a respetar y valorar al

    diferente. Se busca la mayor calidad educativa para todos, para lograr su plena

    participación e integración social y productiva en el mundo adulto. Nada puede ser más

    perjudicial para la formación de nuestros hijos que educarlos en guetos, en una escuela

    que no da cabida, ni tolera la diversidad en su interior. La escuela debe ser el espacio

    privilegiado, en que todos aprendemos a convivir con los otros, y en que cada uno tiene la

    oportunidad de desarrollar al máximo sus capacidades de aprendizaje.

    Derecho a la Educación, la No Discriminación y la Participación.

    Otro aspecto a considerar es que la Convención de los Derechos del Niño en su artículo 2

    deja en claro que los niños no deben ser objeto de ningún tipo de discriminación. Esto no

    significa tratar a todas las personas de la misma manera, sino, por el contrario, ofrecer las

    ayudas y oportunidades que cada persona necesita de acuerdo a sus características y

    necesidades individuales. Por lo tanto, implica que los sistemas educativos han de

    proveer los recursos humanos, materiales y financieros necesarios para que los alumnos

    con necesidades educativas especiales cuenten con las ayudas necesarias que faciliten

    su proceso de aprendizaje y su autonomía personal. En este sentido, la igualdad de

    oportunidades no hay que entenderla sólo en relación con el acceso a la educación sino

    también con el derecho a una educación de igual calidad.

    La misma Convención en su artículo 23 apunta específicamente a los niños con

    discapacidad, señalando: "...que se reconoce que el niño mental o físicamente impedido, deberá disfrutar de una vida plena y decente en condiciones que aseguren su dignidad, permitiendo llegar a bastarse por sí mismo y faciliten la participación activa del niño en la comunidad". En el ámbito educativo este derecho significa que los niños con necesidades educativas especiales deberían educarse con el resto de los alumnos de su edad y participar al máximo posible de las actividades escolares sin perder de vista sus necesidades específicas. Deben participar del currículo común, haciendo los ajustes necesarios, ya que en éste se establecen las competencias necesarias para ser un ciudadano que participa activamente en la sociedad.

    1.2.- La atención a la diversidad.

    La educación escolar tiene como finalidad fundamental promover de forma intencional el

    desarrollo de ciertas capacidades y la apropiación de determinados contenidos de la

    cultura necesarios para que los alumnos puedan ser ciudadanos activos en su marco

    sociocultural de referencia. Para lograr esta finalidad, la escuela ha de conseguir el difícil

    equilibrio de proporcionar una cultura común a todos los alumnos que evite la

    discriminación y desigualdad de oportunidades, respetando al mismo tiempo sus

    características individuales, sociales, lingüísticas y culturales.

    El concepto de diversidad nos remite al hecho de que todos los alumnos tienen unas

    necesidades educativas individuales propias y específicas para poder acceder a las

    experiencias de aprendizaje necesarias para su socialización, que están establecidas en

    el currículo escolar. Estas necesidades educativas individuales tienen su origen en las

    diferencias culturales, sociales, de género y personales. Los modelos y propuestas

    educativas están influidos por la percepción y connotaciones de valor que se tengan

    respecto de las diferencias. Cuando se habla de diferencias sociales se está hablando no

    sólo de alumnos diversos, sino de alumnos que tienen diferentes oportunidades (unos

    tienen más que otros). Cuando se habla de diferencias culturales, suele considerarse que

    hay una cultura mayoritaria y otras minoritarias que tienen menor influencia en la sociedad.

    Cuando hablamos de diferencias individuales suele haber una tendencia a valorar más a

    aquellos que tienen altas capacidades; especialmente las de tipo intelectual.

    Muchos alumnos experimentan dificultades de aprendizaje y de participación en la escuela

    porque no se tienen en cuenta dichas diferencias, como consecuencia del modelo

    homogeneizador de los sistemas educativos. Los diversos grupos sociales, culturales y

    etnias tienen normas, valores, creencias y comportamientos distintos a los de la cultura

    escolar. Los alumnos que pertenecen a sectores sociales y culturales con menor

    vinculación a los objetivos y cultura de la escuela pueden generar menos expectativas en

    los profesores y tener menor autoestima y seguridad en las actividades escolares. La

    percepción de estos alumnos de que se espera poco de ellos refuerza su sensación inicial

    de que son poco competentes para las tareas escolares.

    Las diferencias de género también influyen en el proceso de enseñanza- aprendizaje.

    Finalmente, las diferencias individuales en cuánto a capacidades, motivaciones, estilo de

    aprendizaje, etc., que son inherentes al ser humano y se dan al interior de los colectivos

    señalados, tienen gran influencia en los procesos de aprendizaje haciendo que estos sean

    únicos e irrepetibles en cada caso.

    Sin embargo, se debe señalar que las necesidades educativas de los alumnos no dependen sólo de las diferencias anteriormente señaladas, sino que están también relacionadas con el tipo de situaciones que vive cada uno en la escuela. La oferta curricular, la organización escolar, las estrategias de aprendizaje en el aula, las expectativas de los profesores, las relaciones con la familia y los sistemas de participación que se establecen son mecanismos importantes que favorecen o dificultan el aprendizaje y la plena participación de los alumnos al proceso educativo. Dos escuelas del mismo contexto pueden abordar de forma muy distinta las diferencias de los alumnos y alumnos, contribuyendo al éxito en el aprendizaje y la participación o por el contrario al fracaso y segregación de los alumnos.

    1.3. - El concepto de necesidades educativas especiales.

    Muchas necesidades individuales pueden ser atendidas a través de una serie de

    actuaciones que todo profesor y profesora conoce para dar respuesta a la diversidad; dar

    más tiempo al alumno para el aprendizaje de determinados contenidos, utilizar otras

    estrategias o materiales educativos, diseñar actividades complementarias, etc. En

    algunos casos, sin embargo, determinadas necesidades individuales no pueden ser

    resueltas por los medios señalados, siendo preciso poner en marcha una serie de

    ayudas, recursos y medidas pedagógicas especiales o de carácter extraordinario

    distintas de las que requieren habitualmente la mayoría de los alumnos.

    El concepto de necesidades educativas especiales implica que cualquier alumno o

    alumna que encuentre barreras para progresar en relación con los aprendizajes

    escolares, por la causa que fuere, reciba las ayudas y recursos especiales que necesite,

    ya sea de forma temporal o permanente, en el contexto educativo más normalizado

    posible. Algunas necesidades educativas especiales sólo requieren para ser atendidas

    una serie de medios, recursos o ayudas técnicas que van a permitir que el alumno pueda

    seguir en gran medida el currículo común, y van a facilitar su autonomía y proceso de

    aprendizaje. Otras necesidades educativas van a requerir modificaciones o ajustes en el

    currículo mismo, y finalmente existen necesidades que requieren para ser atendidas

    modificaciones en el contexto educativo, estructura social o clima afectivo en el que tiene

    lugar el hecho educativo.

    Hasta hace relativamente poco sólo los alumnos con algún tipo de discapacidad eran los

    destinatarios de este tipo de ayudas y recursos especiales, mientras que muchos otros

    que tenían dificultades de aprendizaje o de adaptación seguían en la escuela común sin

    ningún tipo de ayudas. El concepto de necesidades educativas especiales afecta a un

    número mayor de alumnos que aquellos que presentan discapacidad ya que existe un

    colectivo más amplio de alumnos que, por diferentes causas, pueden requerir ayudas

    especiales para superar sus dificultades de aprendizaje y favorecer el pleno de sus

    capacidades.

    Uno de los avances más importantes del concepto de necesidades educativas especiales

    es que pone el acento en lo que la escuela puede hacer para compensar las dificultades

    del alumno, ya que desde este enfoque se considera que las dificultades de aprendizaje,

    sea cual sea el origen de las mismas, tienen un carácter interactivo dependiendo tanto de

    sus características personales como de la respuesta educativa que se le ofrece. Este

    enfoque se preocupa sobre todo por identificar las necesidades educativas del alumno y

    la alumna como consecuencia, no sólo de sus limitaciones personales sino también de las


    deficiencias de la respuesta educativa.

    En la mayoría de los países se sigue considerando como alumnos y alumnas con

    necesidades especiales sólo a aquellos que presentan una discapacidad, porque se

    utiliza como criterio el origen del problema en lugar de considerar el tipo de ayudas o

    recursos que hay que proporcionar a ciertos alumnos y alumnas para facilitar su proceso

    de aprendizaje y su progresión con relación al currículo escolar.

    1.4.- El concepto de integración educativa.

    La integración es la consecuencia del principio de normalización, es decir, el derecho de

    las personas con discapacidad a participar en todos los ámbitos de la sociedad

    recibiendo el apoyo que necesitan en el marco de las estructuras comunes de educación,

    salud, empleo, ocio y cultura, y servicios sociales, reconociéndoles los mismos derechos

    que el resto de la población. La integración educativa debe formar parte de una estrategia

    general cuya meta sea alcanzar una educación de calidad para todos.

    El argumento esencial para defender la integración tiene que ver con una cuestión de

    derechos y con criterios de justicia e igualdad. Todos los alumnos tienen derecho a

    educarse en un contexto normalizado que asegure su futura integración y participación en

    la sociedad. Una segunda razón por la que surge la integración es que las escuelas

    especiales no han proporcionado los beneficios que se esperaban, y el hecho de existir

    éstas ha conllevado que un gran porcentaje de alumnos que fracasan en la escuela vaya a

    parar a ella. En prácticamente todos los países, la educación especial se ha configurado como producto de un proceso sistemático de expulsar a los alumnos y alumnas con discapacidades leves del sistema regular, sumándole posteriormente a los alumnos y alumnas que presentan niveles más graves de discapacidad. Las escuelas especiales están atendiendo a los niños y niñas de los que la escuela regular no se quiere hacer cargo. Mientras, un alto porcentaje de niños y niñas con discapacidad, que necesitan una mayor atención, están en sus casas sin poder acceder a ningún tipo de educación ni regular ni especializada.

    Un tercer aspecto a considerar es que las escuelas de educación especial han fallado en

    su objetivo principal de preparar a los niños, niñas y jóvenes con discapacidad para su

    participación y su inserción posterior en la sociedad. Se presenta, entonces, la integración

    educativa como el medio para que esta inserción social sea efectiva. Otros argumentos a

    favor de la integración tienen que ver con la calidad de la educación misma. La integración

    realizada en las debidas condiciones y con los recursos necesarios, es beneficiosa no

    sólo para los alumnos con discapacidad, sino también para el resto de los alumnos, y para

    los docentes. No obstante, también existen ciertos temores hacia la integración, incluso por parte de aquellas personas que comparten su filosofía y principios. Un primer obstáculo tiene que ver con la dificultad de cambiar las representaciones y las creencias. Muchos piensan que los alumnos con discapacidad "aprenden menos" en la escuela común que en la especial, porque no tienen una enseñanza tan individualizada ni la presencia constante de

    especialistas. Otro temor muy frecuente es que el resto de los niños aprendan menos o

    más lentamente por la presencia en las aulas de niños con discapacidad. Sin embargo,

    las evaluaciones e investigaciones realizadas no avalan lo anterior, sino todo lo contrario.

    Otra de las principales preocupaciones está relacionada con el funcionamiento de la

    escuela regular: clases muy numerosas, mayores exigencias, enseñanza muy rígida y

    homogeneizadora. Obviamente, la integración implica que se produzcan cambios

    profundos en el currículo, la metodología y la organización de las escuelas, de forma que

    creen las condiciones necesarias para que todos los alumnos, sin excepción, participen y

    tengan éxito en su aprendizaje. Finalmente se argumenta que la integración requiere una

    serie de recursos materiales y humanos, que no siempre están disponibles. Es cierto que

    se requieren una serie de recursos, humanos y materiales de carácter especializado, pero

    no siempre es necesario aumentar los recursos sino utilizar de forma distinta los ya

    existentes.

    La generalización de la integración implica la reconversión progresiva de los centros de

    educación especial, pero no la eliminación de los profesionales y servicios de educación

    especial que habrán de realizar funciones distintas. Desde esta perspectiva la educación

    especial deja de ser un sistema paralelo que sólo se ocupa de los niños y niñas con

    discapacidad para convertirse en un conjunto de servicios y apoyos para todos los

    alumnos que lo requieran, contribuyendo así a la mejora de la calidad de la enseñanza.

    En consecuencia, los centros de educación especial han de reconvertir progresivamente

    su rol y sus funciones, incorporándose a la red general del sistema educativo y los

    procesos de reforma. La tendencia general es que se conviertan en centros de recursos

    para la comunidad y las escuelas comunes, y que sólo escolaricen niños y niñas

    gravemente afectadas.

    1.5. - El concepto de educación inclusiva.

    La educación inclusiva se asocia frecuentemente con la participación de los niños con

    discapacidad en la escuela común y de otros alumnos etiquetados "con necesidades

    educativas especiales". Sin embargo, esta acepción estaría más relacionada, según lo

    expresado anteriormente, con el concepto de integración educativa y no el de inclusión. El

    concepto de educación inclusiva es más amplio que el de integración y parte de un

    supuesto distinto, porque está relacionado con la naturaleza misma de la educación

    regular y de la escuela común. La educación inclusiva implica que todos los niños y niñas

    de una determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones

    personales, sociales o culturales, incluidos aquellos que presentan una discapacidad. Se

    trata de un modelo de escuela en la que no existen "requisitos de entrada" ni mecanismos

    de selección o discriminación de ningún tipo, para hacer realmente efectivos los derechos

    a la educación, a la igualdad de oportunidades y a la participación.

    El proceso de integración educativa ha tenido como preocupación central reconvertir la

    educación especial para apoyar la educación de los niños integrados a la escuela común,

    trasladando, en muchos casos, el enfoque individualizado y rehabilitador, propio de la

    educación especial, al contexto de la escuela regular. Desde esta perspectiva, se hacían

    ajustes y adaptaciones sólo para los alumnos etiquetados "como especiales" y no para

    otros alumnos de la escuela. El enfoque de educación inclusiva, por el contrario, implica

    modificar substancialmente la estructura, funcionamiento y propuesta pedagógica de las

    escuelas para dar respuesta a las necesidades educativas de todos y cada uno de los

    niños y niñas, de forma que todos tengan éxito en su aprendizaje y participen en igualdad

    de condiciones. En la escuela inclusiva todos los alumnos se benefician de una enseñanza

    adaptada a sus necesidades y no sólo los que presentan necesidades educativas

    especiales.